El mundo de hoy está saturado de información. Los seres humanos estamos sumergidos en un mar de mensajes de comunicación. Estamos recibiendo más de lo que cada ser puede procesar y por lo tanto más de lo que puede soportar. Este fenómeno de invasión de información por las más diversas vías, nos obliga a intentar asimilar millones de datos, imágenes y palabras con contenido de la más diversa índole. Vivimos en la llamada era de la información.
En este panorama se destaca una verdad: la Cultura no tiene casi espacio, las actividades culturales ocupan un lugar verdaderamente insignificante en este mar de informaciones. Los medios de comunicación, los convencionales y los no convencionales, prefieren decenas de otros temas: la política, el terrorismo, el medio ambiente, el avance tecnológico, la vida económica, los mercados, las pugnas religiosas, la pornografía, la crónica roja, las tragedias naturales, el narcotráfico, los accidentes, las guerras, los escándalos, los deportes, el folklore como espectáculo, la farándula, los ídolos de este tiempo y otros temas. En nuestro país este fenómeno es especialmente notorio y debe llamarnos a la reflexión. Radio, Televisión, Periódicos, Revistas, Publicidad, Internet, redes sociales y otros medios, en la práctica, ponen a la Cultura en un lugar secundario y marginal. El tema es complejo.
Primera respuesta posible: la Cultura es, realmente, un tema irrelevante. Segunda: podría ser que lo que se entiende por Cultura (algo de bellas artes “refinadas”, ciertas lecturas de temas profundos, música selecta) haya pasado de moda y sea prescindible. Tercera: Los medios de comunicación globalizados no valoran la Cultura y además ésta no es una buena fuente de ingresos. Cuarta: los gestores culturales y las instituciones culturales hacemos muy poco por cambiar ese trágico panorama, no estamos preparados para usar los medios, no tenemos especialistas en Comunicación. Hasta quizá participamos de ese desinterés.
La relación Comunicación-Cultura es tan profunda que podemos afirmar que la Comunicación no “es” sin la Cultura y ésta, la Cultura, no puede “ser” sin la Comunicación. Toda actividad cultural es, también, una actividad de Comunicación.
Esta breve consideración inicial habla por sí sola de la importancia fundamental de reflexionar sobre la Comunicación, sobre los medios de comunicación, sobre el uso de las formidables posibilidades de la tecnología de la Comunicación, sobre el manejo de las herramientas comunicacionales, para afirmar, dar relieve y difundir tanto los valores culturales e identitarios, como las actividades y programas de contenido y carácter cultural, tarea fundamental del gestor y de la gestora cultural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario